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23 de abril de 2006

Nächster Halt: Marktplatz

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Movido por un mandamiento que sólo él conoce, intenta explicar una y otra vez aquella matemática quimérica indigeríble…. Habla mirando al infinito, como si en el horizonte estuviera escrita la verdadera sabiduría de sus fórmulas… Si supiera el disturbio y revolución que causa en mí de su voz, la palabra "Turbulencia"... Él conoce bien este término. Lo domina en su boca y sus manos, que ágiles apoyan su discurso dibujando turbinas en el aire, motores, hélices, olas imposibles…


(Qué lastima a veces, llegar al destino)

4 comentarios:

Gonzalo Paredes dijo...

Tuve que leerlo una segunda vez para apreciarlo en su justa dimensión. Y, créame, valió la pena.

Latitud Cero dijo...

¿Y cual es su justa dimensión? Me gustaría saberlo.

Es una historia de tranvía, de las que duran 30 segundos. Esa es una de las pocas ventajas de viajar en el lado de la ventana, que puedes ver a través del cristal ,o como en este caso, lo que se refleja sobre su transparencia.

Sin embargo me parece, que no lo he dejado traslucir como yo hubiera querido. No importa, tengo tiempo, afinaré de nuevo mi pluma.

Gracias, de veras.

Latitud Cero dijo...

Los puntos los cambio por comas.

No importa. Tengo tiempo. Afinaré de nuevo mi pluma.

Latitud Cero dijo...

Donde dice "Los puntos" debería decir
"las comas" y viceversa.

Es que ando un poco despistada. Sorry.